Sanar no es un proceso limpio, ordenado ni predecible. No es una línea recta hacia la luz. Sanar es una danza entre el pasado y el presente. A veces avanzas con fuerza, otras retrocedes, te detienes, te quiebras… y luego vuelves a empezar. Y eso está bien. Porque lo importante no es cuán rápido avances, sino con qué profundidad te conectes contigo en cada paso. Sanar no es exigirte estar bien todo el tiempo, es permitirte sentir, comprender y transformar lo que vives. Aquí te comparto 3 claves simples pero poderosas para comenzar a sanar: 1. Valida lo que sientes. No minimices tus emociones. No te digas "esto no debería dolerme", ni te compares con los demás. Si lo sientes, es válido. Tu historia merece respeto. Permítete sentir sin juicio, porque ahí comienza la verdadera liberación emocional. 2. Escribe tus emociones, sin filtro. La escritura es una herramienta profundamente sanadora. No necesitas escribir bonito ni correcto, solo sincero. Vacía tus pensamientos, tu...